Mensaje del Secretario General en el Día Mundial de la Población
11 de julio de 2006
El tema del Día Mundial de la Población de este año, “Los
jóvenes”, hace hincapié en los singulares desafíos que tiene ante sí el
creciente número de jóvenes de nuestras sociedades. Actualmente, casi la mitad
de la población del mundo —más de 3.000 millones de habitantes— es menor de 25
años. Representan la más grande cohorte de jóvenes de la historia humana, y
lamentablemente muchos de ellos encara un porvenir sombrío.
Con prescindencia del lugar en que hayan nacido, las vidas de
los jóvenes están configuradas por fuerzas que escapan a su control: la
prevalencia de la pobreza, la incidencia del crimen, las posibilidades de
educación y formación, las oportunidades de empleo digno y el acceso a
servicios sanitarios costeables. Con todo, los jóvenes de ambos sexos de
nuestros días están más al corriente de las vidas de sus coetáneos en otras
partes del mundo. De resultas de ello, muchos exigen que se adopten medidas
para reducir la brecha entre ricos y pobres y aumentar las oportunidades para
todos.
Es evidente la necesidad de atender a ese clamor. Después de
todo, atender al bienestar de la juventud es más que una obligación moral: es
una necesidad económica imperativa. Estudio tras estudio ha demostrado los
beneficios —tanto para los jóvenes como para sus comunidades— de invertir en
educación, salud reproductiva, capacitación para el empleo y oportunidades de
trabajo para los jóvenes. Esos beneficios son particularmente elevados en el
caso de las niñas. Las jóvenes sanas, educadas e informadas están mejor
preparadas para participar cabalmente en la sociedad y contribuir a la vida de
sus comunidades.
La información y los servicios de salud sexual y reproductiva
son un pilar de particular importancia —aunque muchas veces se los descuida—
para el empoderamiento de los jóvenes. La disponibilidad de esa información y
de esos servicios puede poner a los jóvenes de ambos sexos en condiciones de
adoptar decisiones responsables y con conocimiento de causa para protegerse.
Puede coadyuvar a la lucha mundial contra el SIDA y habilitar a los jóvenes
para adoptar mejores decisiones sobre la constitución de una familia.
Las decisiones que los jóvenes adopten configurarán nuestro
mundo y las perspectivas de las generaciones por venir. Sin embargo, la
inversión insuficiente en los jóvenes significa que éstos muchas veces carecen
de recursos, formación o información para adoptar decisiones. Los gobiernos
deben inevitablemente marcar el rumbo para subsanar este fallo. Sin embargo,
todos nosotros —los encargados de formular políticas, los actores de la
sociedad civil y los ciudadanos— debemos hacer nuestra propia contribución,
grande o pequeña.
En este Día Mundial de la Población, reafirmemos, pues,
nuestra voluntad de promover los derechos humanos y el bienestar de los
jóvenes y pongamos empeño en colaborar con ellos en la construcción de un
mundo mejor para todos.
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