Uno de cada tres hombres
utilizan regularmente a mujeres en prostitución
Laura Torres recalcó que la regulación
«tendría repercusión sobre todas las mujeres»
La experta de UGT se pronunció a favor
del abolicionismo que se aplica ya en Suecia
A. Gaitero
león /Patagonia Ciber Fem

«La prostitución es una
manifestación de la violencia de género, está ligada al tráfico de mujeres,
niñas y niños con fines de explotación sexual y defender su regularización es
hacer abstracción de toda la delincuencia que la rodea», aseguró ayer en León
Laura Torres, en las jornadas que organiza la asociación feminista leonesa Flora
Tristán.
Según los datos que aportó la experta de UGT, en España uno de
cada tres hombres utiliza la prostitución de manera regular, pese a ser
conocedores de que el 90% de las mujeres son víctimas de las mafias del tráfico,
no ejercen de forma voluntaria y carecen de documentación.
La regulación
que demandan los «empresarios del sexo», dijo, es «incompatible con nuestro
ordenamiento jurídico» y supondría crear un «estatuto de trabajadoras de segunda
clase sin las mismas garantías que el resto, pero que nos permitiría tener la
conciencia más tranquila», añadió. La experta defendió la postura abolicionista
instaurada en Suecia y que van a implantar también Noruega y Filandia y dijo que
esta es la opción del sindicato UGT.
Torres alertó de que la regulación
tendría «repercusiones sobre todas las mujeres al normalizar un modelo de
sexualidad patriarcal y cosificador». La lógica regulacionista implica su
clasificación y la creación de itinerarios formativos y hasta «podría
considerarse un nuevo yacimiento de empleo», ironizó.
Asimismo, dijo que
convertir a las mujeres en autónomas de la prostitución -los dueños de los
locales no lo defienden como un trabajo por cuenta ajena-ahorra costes costes en
seguridad social y hace impunes a los empresarios frente a la inspección.
Además, agregó, «actuaría como efecto llamada para muchas inmigrantes que verían
la oportunidad de conseguir sus papeles».
También matizó que la
regulación no atañe exclusivamente a las prostitutas y prostituidores, sino a
toda la población y dijo que el voluntarismo que exhiben muchas de las mujeres
que se prostituyen puede ser una estrategias de afrontamiento de su condición de
víctimas, pero en modo alguno sirve para legitimarla.
También rebatió
los argumentos de quienes defienden la prostitución como desahogo de la
«intutiva, inmediata e incontrolable» sexualidad asignada tradicionalmente a los
hombres, objetó que «el prostituidor toma la decisión libremente y de forma
racional». Acudir a un prostíbulo -añadió- implica una disponibilidad de tiempo
y dinero, así como «postergar el deseo» hasta que «cobran la nómina o cuando
tienen una coartada».